La Universidad de San Martín de Porres rindió un emotivo homenaje póstumo al Dr. José Antonio García Belaúnde, diplomático de destacada trayectoria y querido docente del Instituto de Gobierno y de Gestión Pública. Su legado como servidor del país y formador de nuevas generaciones fue recordado con respeto y admiración por parte de la comunidad académica.
La ceremonia, realizada en el Instituto de Gobierno de la USMP, contó con la presencia de familiares del embajador y reconocidas figuras del ámbito político y diplomático. En un momento especial, el Vicerrector Dr. Raúl Eduardo Bao García entregó un plato recordatorio a la hija mayor del Dr. García Belaúnde, como muestra del profundo aprecio y gratitud de nuestra casa de estudios.
La actividad inició con las palabras del Dr. Luis Carranza Ugarte, Director del Instituto de Gobierno y de Gestión Pública de la USMP, quien expresó su profunda tristeza por la repentina partida de José Antonio García Belaúnde, a quien recordó no solo como un diplomático brillante, sino como un ser humano excepcional y resaltó cualidades que marcaron su carácter: sabiduría, prudencia y, sobre todo, bondad.
Asimismo, rememoró con cariño una amistad construida sobre el amor al país y fortalecida a lo largo del tiempo; compartió una experiencia inolvidable vivida juntos en la biblioteca de la Universidad de Salamanca, rodeados de textos históricos de economía y política que los inspiraban a reflexionar sobre el presente desde la historia.
José Antonio era –según Carranza– un hombre de análisis agudo, que enfrentaba la irracionalidad con una ironía elegante, muchas veces citando a Einstein para ilustrar sus puntos de vista con humor e inteligencia.
También relató momentos compartidos durante su etapa como Canciller, en la que acudía a él para gestiones diplomáticas urgentes. Al pedirle detalles sobre los gastos de estas gestiones, José Antonio respondía con un guiño histórico: “son las cuentas del gran capitán”, haciendo alusión a la irónica respuesta del militar español Fernández de Córdoba al rey Fernando el Católico. Esta forma ingeniosa de comunicar reflejaba su agudeza intelectual y sentido del humor.
Finalmente, Carranza evocó un emotivo momento en España, cuando Joselo lo llevó a un restaurante, lugar donde el presidente Alan García compartió su última comida con su gran amigo. Fue un gesto simbólico de despedida que encapsula la sensibilidad de José Antonio.
Por su parte, el Embajador Gonzalo Gutiérrez, Secretario General de la Comunidad Andina, rindió homenaje a José Antonio García Belaúnde recordando, sobre todo, su brillante trayectoria como diplomático y señaló que vivió cuatro grandes etapas dentro del servicio diplomático peruano. Ingresó muy joven a la Cancillería, y desde sus inicios en la Dirección de Planeamiento —bajo la influencia del destacado diplomático Carlos García Bedoya—, marcó un camino innovador en la formulación de la política exterior. Estudió en Oxford y luego fue destinado a la misión del Perú en la ONU, donde trabajó con Javier Pérez de Cuéllar y participó activamente en debates trascendentales, como el del nuevo orden económico internacional.
Su segunda vida diplomática estuvo marcada por su cercanía al Ministro García Bedoya, con quien impulsó iniciativas como la creación del Consejo de Ministros de Relaciones Exteriores de la Comunidad Andina. Asimismo, participó en momentos clave como la condecoración a Víctor Raúl Haya de la Torre, y su involucramiento directo en las relaciones exteriores durante el proceso de transición a un gobierno civil. Luego, trabajó en el Ministerio de Economía, representó al Perú en la ALADI en Uruguay, y más tarde fue ascendido a embajador, ocupando cargos relevantes, como jefe de la Subsecretaría de Asuntos Económicos, durante una etapa crucial para el país en materia de deuda externa.
En su tercera etapa, tras ser injustamente separado del servicio diplomático junto a otros 116 colegas, desempeñó un papel esencial en el fortalecimiento de la proyección internacional de la Comunidad Andina. A pesar de su prolongado alejamiento de la Cancillería —durante dos gobiernos—, contribuyó significativamente en las relaciones con la Unión Europea y en el diseño de una política exterior comunitaria, manteniendo siempre su vocación de servicio y su lealtad institucional. Esta etapa demuestra no solo su resiliencia, sino también su firme compromiso con la integración regional.
La cuarta y última etapa de su vida diplomática inició con su retorno a Torre Tagle como Ministro de Relaciones Exteriores en 2006. Fue el único Canciller que cumplió un período presidencial completo. En esta etapa, consolidó hitos clave como los tratados marítimos con Chile y Ecuador, la organización de cumbres internacionales (APEC, UE-AL), y acuerdos económicos vitales como la Alianza del Pacífico, el tratado con la Unión Europea y el TLC con Estados Unidos. Su vínculo personal con el presidente Alan García fue clave para lograr consensos, y sus habilidades diplomáticas, así como su sentido estratégico, jugaron un rol central en estos logros.
Finalmente, el Dr. Gutiérrez destacó la lealtad, generosidad y espíritu docente de José Antonio García Belaunde, quien se mantuvo siempre vinculado al Instituto de Gobierno de la USMP, en donde disfrutaba profundamente de su contacto con estudiantes de distintos perfiles, a quienes transmitía su experiencia con entusiasmo. Incluso cuando regresó al Ministerio, nunca olvidó a quienes lo acompañaron en su carrera.
Su legado –concluyó Gutiérrez– está marcado no solo por su excelencia diplomática, sino también por su incomparable calidad humana y su fidelidad sin condiciones hacia sus amigos, especialmente hacia Alan García.
A su turno, el Dr. Raúl Eduardo Bao García, Vicerrector Académico de la Universidad de San Martín de Porres, transmitió en representación del Rector y de toda la comunidad universitaria, un sentido reconocimiento a José Antonio García Belaunde, quien fue un amigo cercano de la universidad, docente del Instituto de Gobierno y figura clave durante el segundo gobierno del presidente Alan García y destacó su legado como diplomático y servidor público, resaltando su papel fundamental en la proyección internacional del Perú.
Durante su gestión como Ministro de Relaciones Exteriores, –afirmó– el embajador García Belaunde lideró con serenidad y visión uno de los procesos más trascendentales en la historia reciente del país: la demanda ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya para la delimitación marítima con Chile. Su labor estratégica y patriótica no solo reafirmó los derechos del Perú, sino que fortaleció la institucionalidad nacional. Fue reconocido no solo por su capacidad negociadora, sino también por su profunda vocación por el diálogo, el pensamiento crítico y la formación académica.
Finalmente, el Dr. Bao subrayó que la Universidad de San Martín de Porres reconoce en García Belaunde un modelo de integridad, sabiduría y compromiso con el país. Su trabajo como docente dejó una huella significativa en las nuevas generaciones, sembrando el amor por el servicio público y el respeto por el derecho internacional.
“En nombre de toda la comunidad universitaria, expreso nuestras condolencias a su familia y agradecimiento eterno por su legado. Su memoria seguirá guiando a quienes creen en el poder de las ideas, el diálogo y la dignidad del servicio”, finalizó.
El constitucionalista Domingo García Belaunde, hermano del homenajeado, inició su intervención con una anécdota personal sobre la relación entre Alan García y José Antonio García Belaunde, resaltando la profunda amistad entre ambos. Recordó también un encuentro íntimo con Alan García después de su primer gobierno, donde este reconoció a Víctor Raúl Haya de la Torre como su guía político espiritual, señaló a Fernando Belaúnde Terry como su maestro de política práctica. Estas anécdotas ofrecieron una mirada personal y humana sobre las conexiones políticas y emocionales que definieron parte de la trayectoria de su hermano.
Domingo relató también momentos difíciles en la carrera diplomática de su hermano, como su exclusión por parte del régimen militar y luego su despido injusto durante el gobierno de Fujimori, del cual fue restituido judicialmente gracias a un amparo. A pesar de ganar el caso, rechazó volver a la Cancillería por razones de principios.
Más adelante, fue nombrado embajador político en España, pero su estadía fue interrumpida abruptamente por el gobierno de Vizcarra, que lo retiró antes de lo previsto, a pesar del costo logístico y diplomático de dicho relevo.
Asimismo, destacó una faceta poco conocida: la vocación humanista y académica de su hermano. Aunque no concluyó estudios universitarios en el Perú, estudió en Oxford y cultivó una profunda afición por la literatura, especialmente por autores exigentes como Marcel Proust, a quien leyó en español y luego en francés. Su formación intelectual lo acompañó durante toda su carrera, y compartió ese amor por las ideas en sus clases en la Academia Diplomática y en la Universidad de San Martín de Porres. A pesar de que comenzó a enseñar relativamente tarde, lo hizo con entusiasmo y dedicación.
Finalmente, Domingo García Belaunde compartió una reflexión sobre la importancia de escribir, mencionando que aunque a su hermano le costaba poner sus pensamientos por escrito, dejó lo más valioso plasmado en palabras.
Santa Anita, 04 de agosto de 2025
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