Resumen:
Esta edición tiene por objetivo desarrollar una urbanización colindante a la Panamericana en el nuevo centro poblado de Talara ubicado en la región Norte del Perú. La propuesta contempla viviendas sociales individuales y colectivas, comercios y espacios públicos.
La idea de sostenibilidad está en el corazón de la propuesta del IVUC, que apuesta por un urbanismo que integra el paisaje regional de bosque seco, edificios colectivos inclusivos, materiales de construcción naturales y huertos urbanos.
Planificación urbana:
HABITAR EL BOSQUE SECO, CON SERVICIOS DE PROXIMIDAD, A 30 MINUTOS EN BICICLETA DEL PUERTO DE TALARA.
Superponiéndose a las ideas de conexión con Talara y puesta en valor de los ecosistemas que rodean el área, la propuesta urbana se inscribe en una visión de una ciudad dinámica, policéntrica y sostenible. En este sentido, el proyecto no se limita a viviendas sociales, sino plantea un tejido urbano mixto que integra viviendas de carácter productivo, viviendas colectivas con comercios en la primera planta, edificios de usos mixtos, equipamientos y espacios públicos. El conjunto permite generar una vida urbana de proximidad tanto a nivel social, laboral y recreativo, en un espacio de densidad media que busca rentabilizar el suelo urbano y ofrecer espacios públicos de calidad en el cual el peatón es la prioridad.
Lineamientos post Covid-19
La pandemia mundial ha modificado nuestras vidas y el corazón de nuestra cotidianidad, poniendo a prueba nuestros modelos de hábitat y nuestra forma de pensar y hacer ciudad. Se solía promover la eficiencia de un urbanismo denso, con transporte público masivo, espacios de congregación social, flujos comerciales dinámicos, favoreciendo de forma general las interacciones humanas y el movimiento. El espacio íntimo de la vivienda se podía reducir a cajas de zapatos teniendo a cambio el acceso a generosos y agradables ambientes colectivos: salas de deporte, restaurantes, bares, cinemas, museos, patio de recreos, campus universitarios, etc.
Por el contrario, vivir con una pandemia nos ha demostrado la importancia del espacio doméstico, del valor de la presencia inmediata de naturaleza, y de la necesidad de contar con comercios minoristas, centros de atención de salud y otros servicios esenciales a proximidad. De hecho, esta crisis sanitaria ha exacerbado numerosos problemas ya identificado en nuestra forma de concebir la ciudad y en particular la vivienda social. Abre una oportunidad para transformar positivamente nuestros entornos urbanos, rompiendo con los modelos de conjuntos descontextualizados de viviendas sociales todas iguales, que responden a una lógica mercantilistas en lugar de aspirar al bienestar humano y poner en valor su diversidad.
Para encajar esos desafíos y encontrar un equilibrio entre protección sanitaria, ciudad eficiente y diversidad, la propuesta urbana se construyó en base a los siguientes lineamientos:
Vivienda individual progresiva para Techo Propio
REVISITANDO LA VIVIENDA PATIO PARA VIVIR EN LA COSTA DEL NORTE
El objetivo principal es llegar a una vivienda de alta calidad que dignifique y celebre al ser humano y su relación con la naturaleza. El proyecto cumple con todos los criterios y estándares de Mivivienda sostenible en cuanto a la gestión de la energía, el agua y el confort interno de la vivienda. Pero además busca el aprovechamiento de cada recurso empleado para generar espacios amables, funcionales y habitables en los cuales la sostenibilidad no es un requerimiento sino un punto de partida para enriquecer el diseño con identidad, confort, resiliencia y calidades estéticas, basado en una tecnología constructiva integral e innovadora. Para lograr esto, el diseño de la vivienda propuesta se motiva desde la sostenibilidad en todos los aspectos de su ciclo de vida: desde la extracción de los materiales, pasando por su uso y operación, hasta su fin de ciclo que da lugar a una segunda vida.
El proyecto parte de una tipología de vivienda (y morfología de agrupación) compacta y articulada por PATIOS y crujías de ventilación entre unidades. Además de las ventajas bioclimáticas (ver detalles en la sección 3.4); esto aporta una identidad y carácter a los espacios privados y públicos que se configuran. La agrupación compacta rescata las tradiciones vernáculas de la arquitectura de climas desérticos. Por otro lado, se incorporó en el diseño el espacio de la RAMADA en frente de la Vivienda, un atributo típico de las viviendas de la región de la Costa norteña del Perú.
El patio es además un articulador de la vivienda y su crecimiento que aporta una escala humana al espacio exterior, interior; y la relación entre ambos. El sistema de patios y crujías cubiertas configura además una morfología de manzana con unidad colectiva y un paramento que le da más carácter y vida a los espacios públicos que delimita.
Los materiales locales como el bambú, empleado en la estructura de los muros y las cubiertas, cultivado y tratado en Alto Piura, aportan un carácter local a la arquitectura de espacios privados y públicos.
Vivienda Colectiva
EL PATIO Y LAS AZOTEAS COMUNES PARA CONVIVIR EN HARMONÍA.
• Vida social a través áreas compartidas generosas: el patio y azotea comunes
La tendencia de la vivienda social a nivel mundial es minimizar el área de las unidades de vivienda, y en contraparte ampliar los espacios de uso común. Se busca optimizar el uso del terreno y las superficies construidas para poder ofrecer más calidad de hábitat y servicios a todos, así como promover la creación de un tejido social de proximidad. Por esa razón, la propuesta se articula alrededor de un patio interno cuya función es múltiple: circulación, área verde, juegos de niños, huertos. Este espacio de compartir está complementado por otras zonas comunes insertadas en el edificio como salones, y sobre todo en sus azoteas, diseñadas para realizar reuniones de todo tipo, así como equipadas para la agricultura urbana.
• Flexibilidad de las unidades de vivienda: la planta libre
Más allá de la diversidad de usuarios que van a vivir en los conjuntos habitacionales, eventos fortuitos, como la pandemia del COVID-19, han enseñado lo importante que resulta poder tener espacios de vivienda flexibles capaces de evolucionar y adaptarse a varios usos (trabajo, escuela virtual, ejercicios, etc.). En este sentido las distintas tipologías del proyecto juntan el núcleo húmedo (cocina + baño + lavandería) para dejar libre el resto de la vivienda, sin ningún elemento estructural o instalaciones. De esa manera, los ambientes pueden materializarse con elementos de mobiliario, elementos deslizantes y/o desmontables que ofrecen una gran libertad de distribución y cambios en función a la necesidad de cada ocupante.
Cabe señalar que se dispuso el baño a la entrada de las distintas tipologías, siguiendo las recomendaciones sanitarias que prevén futuros problemas de pandemia.
• Confort térmico y lumínico: la doble orientación
En la región de la intervención, el mayor desafío en cuestión de confort es el calor que puede ser sofocante durante un largo periodo del año. En unidades de vivienda social con volúmenes pequeños, es de vital importancia evitar el ingreso directo de los rayos solares y proveer una ventilación natural en todo el departamento. Por esa razón todos los departamentos tienen una doble orientación en las direcciones menos expuestas, con una fachada que da al norte y la otra al sur, permitiendo crear un flujo de aire refrescante, y ofreciendo a cada ambiente de la vivienda una apertura hacia el espacio público o hacia el patio interno del conjunto multifamiliar. Gracias a esta configuración, no se utiliza ningún ducto de luz o ventilación, ni para los baños que cuentan con sus propios vanos hacia el exterior.
En cuanto al control lumínico, las fachadas internas cuentan con la protección solar generada por el pasillo de acceso, y las fachadas exteriores cuentan con logias, balcones y persianas que impiden al sol entrar directamente por las aperturas (ver detalles en el párrafo “Estrategia Bioclimática”.
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