Los procesos educativos deben basarse en diagnósticos que tengan en cuenta a la persona como un ser que funciona holísticamente, Un ejemplo de información indispensable, entre otros en el observatorio, son las necesidades fundamentales de Manfred Max-Neff, así como la pirámide de necesidades de Maslow Las necesidades y satisfactores de Max Neef, como ejemplo, para rastrear información similar trabajada en el mundo: Subsistencia, protección, afecto, entendimiento: participación, ocio: recreación, identidad y libertad. Además, de la taxonomía de Max-Neef, como muchos educadores utilizan, también, se considera la teoría de Pirámide de necesidades y satisfactores de Abraham Maslow. Considera comenzando por la base de la pirámide que las necesidades más básicas son las de Fisiología y el funcionamiento del cuerpo. Enseguida las de Seguridad, afiliación, reconocimiento y finalmente autorrealización.
Los procesos educativos deben considerar a la persona como un ser integral, abordando sus dimensiones físicas, emocionales, sociales y cognitivas. Para lograr una educación verdaderamente transformadora, es fundamental comprender y diagnosticar las necesidades humanas, y las teorías de Manfred Max-Neef y Abraham Maslow son herramientas clave en este proceso.
1. Las Necesidades Fundamentales según Manfred Max-Neef
Manfred Max-Neef, economista y pensador chileno, es conocido por su modelo que considera las necesidades humanas de manera integral. Según Max-Neef, las necesidades no son jerárquicas, sino que son interdependientes y deben ser satisfechas de manera simultánea para lograr un bienestar global. Él identificó nueve necesidades fundamentales, que deben ser consideradas en el diseño y la implementación de procesos educativos.
2. La Pirámide de Necesidades de Abraham Maslow
Por otro lado, Abraham Maslow, psicólogo estadounidense, propuso una teoría que organiza las necesidades humanas en una jerarquía, donde las necesidades más básicas deben ser satisfechas antes de que una persona pueda aspirar a necesidades más complejas. La pirámide de necesidades de Maslow es una herramienta valiosa para comprender las motivaciones humanas, y su aplicación en el ámbito educativo puede proporcionar información crucial para el diagnóstico y la intervención en los procesos de enseñanza.
La pirámide de Maslow proporciona un modelo claro para entender las distintas necesidades de los estudiantes en el contexto educativo. Al satisfacer primero las necesidades más básicas, como las fisiológicas y de seguridad, se crea un ambiente adecuado para el aprendizaje.
Tanto la teoría de Manfred Max-Neef como la de Abraham Maslow ofrecen perspectivas complementarias sobre las necesidades humanas y su relación con el aprendizaje. Mientras que Max-Neef proporciona un enfoque integral que considera la interdependencia de las necesidades, Maslow ofrece un marco jerárquico que puede ser útil para priorizar las intervenciones educativas. Ambos enfoques nos recuerdan que la educación debe ser un proceso que aborde todas las dimensiones del ser humano, no solo las cognitivas, sino también las emocionales, sociales y espirituales, para contribuir al desarrollo completo y equilibrado de los estudiantes.
Al incorporar estas teorías en los diagnósticos educativos y en la práctica pedagógica, los educadores pueden garantizar que se satisfacen las necesidades fundamentales de los estudiantes y se crean condiciones que favorezcan un aprendizaje significativo y un bienestar integral.
Los autores las agrupan en dos categorías: las necesidades del ser, y las de subsistencia:
También se refieren a los “satis-factores”, factores de satisfacción, que tienen que ver con bienes -económicos y no económicos- para cubrir las necesidades, que cambian durante el tiempo y la evolución de la cultura.
Si ubicamos su postulado en dos vectores, el horizontal incluye el ser, tener, hacer y estar, en tanto que el vertical pone ejemplos de la subsistencia, protección, afecto, entendimiento, participación, ocio, creación e identidad.
Para comprenderlo, veamos estos dos ejemplos:
La integración de las teorías de Maslow y Max-Neef en el ámbito educativo puede tener un impacto profundo en la formación de estudiantes no solo como académicos, sino como seres humanos completos. Cuando se abordan las necesidades básicas, pero también se fomenta el desarrollo de las necesidades superiores (como la autorrealización y el sentido de comunidad), los estudiantes pueden alcanzar su máximo potencial. Esto no solo mejora el rendimiento académico, sino que también contribuye a la formación de individuos comprometidos, emocionalmente equilibrados y preparados para enfrentar los retos del mundo.
Bibliografía
Lima – Perú.
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